jueves, 11 de junio de 2015

Capítulo 9.- Todo puede cambiar de un momento a otro.



 -¡FELIZ CUMPLEAÑOS MÓNICA!-. Gritaron todos los integrantes que estaban allí.Saltaron por todo piso derramando confeti, encendiendo la luz y pusieron música a todo volumen. Todo el ático estaba lleno de globos por doquier, serpentinas por desde la escalera de caracol hacia abajo por toda la barandilla.Multitud de gente se encontraba en casa, unos de edad más castigada, otros que no conocía de nada también estaban en el lugar.

Mi primera  reacción fue sonrojarme e intentar mirar  todos los que habían participado en esta agradable sorpresa.Depositaba los ojos en todas las personas, que se encontraban, y poco a poco mis ojos no permitieron que continuara.Mis padres estaban en la fiesta de cumpleaños, que me mejor reencuentro que este.

Corrí hacia ellos, que ya me estaban esperando con los brazos abiertos y con la misma sonrisa en la cara que cuando me fui aquí a vivir por la empresa.Me abrazaron intensamente, acompañado algún que otro sollozo de felicidad.

-¡Te hemos echado mucho de menos hija mía!.- Dijo mi madre inspeccionándome de pies a cabeza, y despojando el sudor de mi frente al igual que el líquido traicionero que nublaba la vista.
-Yo también mama,a ti y a todos.Siento mucho lo de la empresa papá, seguí tu consejo haz lo que te guste siempre y cuando tu lo quieras, y el trabajo en la empresa es muy elevado y no me puedo quejar en sobre el dinero que cobran.Pero no me hacía feliz, ahora estoy trabajando temporalmente en la recepción de un museo junto a Shawn.-Dije excusando el haberle explicado malamente por el teléfono la situación.

-No pasa nada hija, tu madre y yo no estamos enfadados contigo, ni mucho menos.Estamos muy orgullosos de ti, de que tomes decisiones por ti misma.Escucha, Shawn y Silvia son los que han organizado todo esto, deberías ir a hablar con ellos.-Mencionó guiñándome uno de sus ojos verdes. 
Me dirigí hacia mi cuarto y me puse uno de los vestidos más bonitos que poseía: Es de color celeste, con lentejuelas, que arrojan destellos a partir de la zona de la cintura. Me arreglé un poco el cabello y retoco el maquillaje. Bajando hacia abajo me encuentro todo apagado y unas velas me indican quien sostiene la tarta: él. 
Todos los invitados empezaron a cantar el cumpleaños mientras yo bajaba las escaleras intentando no destrozar el maquillaje que había reconstruido. Apagué las velas, sin pedir ningún deseo, porque todo lo que quiero esta junto a mí. 

Hable con mucha gente, incluso con personas que no conocí de nada.Regañé a Silvia por el hecho de no avisarme esta mañana, ni en el resto del día, pero como ella sabe, no puedo regañarla y acabamos abrazadas y riendo, no sabe nadie porque, pero se sentía una tan llena el saber que no la había pasado nada.

Pusieron música y todos empezamos a bailar. Shawn me dijo que tenía que ir a por una cosa para darme su regalo individual.Le estuve esperando más de una hora y no aparecía, hasta que recibí una llamada que cambió mi vida.

-Buenas noches, sentimos la molestia,¿se encuentra algún familiar de un chico, llamado Shawn?-Preguntó un hombre educadamente.
-Soy su amiga, ¿Qué ha pasado?.- Sólo el echo de escuchar la voz del hombre y no la de él, perturba mi ser por completo.

-Él acaba de tener un accidente de coche, ha entrado en  un coma. Lo siento, no son buenas noticias, pero debía usted de ser informada,está grave.- Anunció el señor arrastrando las últimas palabras.

-¿Dónde esta?.- Pregunte yo aturdida cogiendo la chaqueta y corriendo por el pasillo con lágrimas en mi ojos.Sólo el echo de que él no pudiera abrir los suyos, o sonreírme con sólo verme a estos, me aterraba una simple idea.

-Estamos en el Grand Hospital NY. Buenas noches.- Dijo colgando.Gran error ahogarme en mis pensamientos era lo peor que podía atravesar ahora.


Llegue corriendo, y entré por la recepción del hospital.No había mucha gente, no era una hora muy solicitada, y menos un sábado.
Pregunté a la recepcionista por la habitación. La 524, me dirigí esquivando camillas, y enfermeras atareadas llevando bolsas de suero a quirófanos. 

Y ahí estaba él.Con su cara llena de sangre, la pantalla del ritmo pulmonar casi inexistente ya que tenía un ritmo bajo.

Agacho la cabeza pensando en que he  perdido, si algún día no despertaría, y un millón de ideas e aterran.Me acerco a él, que es mi consuelo y me siento al lado de la camilla ,y le tomo la mano.Reposo mi cabeza en su antebrazo y derramo mis lágrimas en él.


Pero unos sonoros ruidos de la máquina interrumpen mi acto.









Capítulo 8- Una inesperada sorpresa.




Hace ya un mes desde que no trabajo en la gran empresa de la ciudad, y digamos que no me ha ido nada mal en otros temas sobre mi vida.

Últimamente he estado salido mucho por ahí con Shawn, nos hemos estado conociendo por lo que me ha contado él, es de Canadá. Ha venido por una beca que le han ofrecido de bellas artes. Me ha llevado de acompañante a uno de los museos más importantes de Nueva York, en el que le han ofrecido unas prácticas que le vendrán bien para la carrera en la universidad, y a mí de ayudante en la recepción del museo, hasta que busque algo fijo. El tema de mi ida de la empresa, lo he hablado con mis padres para decirles el porqué de ese cambio repentino. Su primera reacción fue preguntar la causa de tal cambio imprevisto, ya que desde pequeña esa era mi ilusión, ser una persona conocida y aclamada en el mundo,viajar por países para contestar las entrevistas con preguntas sobre cómo lograr llegar tan alto, y respuestas como, ser tú mismo, trabajar muy duro sin descanso y cosas por el estilo aunque ni yo misma me lo creería ya que estaría en los más altos puestos por los contactos de mi padre y por el dinero que apostaría por mí. Aunque sería una de las personas más importantes del mundo, a pesar de acudir a fiestas de alto copete, de codearme  con gente famosa…. A pesar de todas esas cosas no daría mi felicidad.Hoy es mi cumpleaños, aunque no le he dado importancia como a otros años, llevo un tiempo pensando en cómo celebrarlo y con quien.Quería organizarlo con Silvia, y con su ayuda elegir un elegante vestido, volver a ver a mi familia.

En este mismo momento me encuentro tumbada en mi cómoda cama mirando al techo esperando inquieta una llamada de Silvia. No ha pasado la noche en casa, no ha llamado ni he sabido de ella, completamente poco usual en mi amiga. Me levanto cruzo el pasillo en pijama y con mis calcetines de colores,doy media vuelta y le vuelto a atravesar. De vez en cuando, en el momento en que se escucha un ruido en el pasillo del edifico salgo ligeramente y veloz y abro la puerta, pero lo único que veo es a gente saliendo de la casa de mis vecinos. Y avergonzada por mi atuendo vuelvo a mi casa y me vuelvo a preguntar que habrá sido de ella. 

Observo pasar el tiempo a través del reloj de la cocina.Se hace tarde y no ha llamado así que decido ir a casa de Bruno a ver si sabe algo de ella desde la última vez que la vió. Me dirijo a la casa de mi amigo, que al parecer también desconoce de su paradero.Llamamos a todos los contactos que tenemos, empezamos a estar asustados. Silvia nunca se va sin avisar a donde va, y mucho menos desaparecer el día completo y no dar señales de vida. 

Ha pasado más de una hora y estoy buscando por todos lados, llamándola una y otra vez. Pienso rápidamente quien me podría ayudar con esto: Shawn. Marco rápidamente su número y espero pacientemente esperando oír su voz para calmar mi ser por un momento, para volver a pensar en su sonora risa. La voz de Shawn interrumpe mis pensamientos y me hace volver a la tierra.

-¿Si?-. Pregunta él curioso.
-¿Shawn?, soy Mónica, necesito tu ayuda Mónica no aparece, la he llamado más de treinta veces, me tienes que ayudar por favor, puede que le haya pasado algo malo, y si...- Parloteé rápidamente, tartamudeando en cada palabra y moviendo mis manos rápidamente.Pero fui interrumpida por él.
-Oye oye,Mónica,tranquilízate.Mira vamos ha hacer una cosa.Estoy cerca de tu ático te espero allí y la buscamos juntos-. Intentó esperanzarme dulcemente. 
-Vale, muchas gracias.Nos vemos allí-. Dije tranquilizándome, y sonriendo sólo de pensar en la suerte que tengo sólo de tenerle cerca de mí. 

Un sonoro "ahora te veo" inunda mi mente y el sonido al cortar se sumerge en un trance.

Me dirijo veloz hacia  mi ático, camino rápidamente por el pasillo por si ha llegado Shawn, no uso el ascensor ya que está averiado.El sudor se interpone con mi esperanza de llegar al final del pasillo, la angustia de la desaparición de mi amiga, y un cúmulo de cosas se debaten en mi mente cuando mis piernas ya andan solas.De pensar en todo, paso a imaginar a sólo una persona, el chico de los ojos color miel.Cuando llego, la puerta esta cerrada, la abro ágilmente y enciendo la luz, cuando de pronto....

domingo, 22 de febrero de 2015

Capítulo 7- Nos volvemos a encontrar...




     Liberada, esa era la palabra que me definía a la perfección en este momento. Pienso que tengo que darme un tiempo, un periodo descanso para mí, para pensar que quería de verdad. Salir de aquel laberinto para mí, en el que solamente encontraba puertas sin salida, pero por fin he podido escapar y pienso rehacer mi vida, con una única meta: ser feliz.

Día soleado, un cielo azul celeste acompañado con pequeñas y blancas nubes por las que revolotean risueños pájaros piando. Era un día que quería aprovechar, era maravilloso, o eso me parecía a mí. 

Seguía mi rutina monótona pero con una sonrisa permanente en mi  cara, con mis motivos.
Me vestí cómoda pero arreglada: unos vaqueros negros entubados y una blusa holgada azul, y con un calzado adecuado y confortable. Cuando fui a llamar a Silvia para preguntarla si quería venir conmigo a celebrar mi " libertad", fui buscándola por todos los sitios del departamento pero no la encontré. Por último me quedaba la cocina y efectivamente lo que me esperaba. Estaba sola en mi piso. me acerqué al frigorífico y encontré una nota que decía lo siguiente:

" Hola Mónica, soy Silvia. Siento no haberte avisado de que salía pero no quería despertarte. He salido con Bruno y sus amigos. Cuando despiertes si quieres, me llamas y vienes.
Un beso, te quiere tu amiga Silvia."

Al leer la nota, la frase cuando mencionó que estaba con los amigos de Bruno, se me vino a la cabeza la noche de antes de ayer, cuando me hice unos amigos fantásticos, y sobre todo cuando conocí a Shawn.

Solo de pensar en aquel chico mi corazón iba a mil por hora, las palmas de mis pequeñas manos empezaban a sudar incontroladamente, a sentir que mil mariposas revoloteaban en mi estómago. 

Pasó media hora de paseos en mi habitación pensando si ir o no, cuestionándome que sería de mí si esos ojos color miel se encontraran de nuevo con los míos, de que hablaría.... Al final decidí ir, en el fondo tenía ganas de volver a verle, pero tenía miedo del ridículo que podría llegar a hacer.
Me deje el pelo suelto, cogí mis gafas de sol y mi bolso y emprendí camino a la calle. Una vez ya abajo llamé a Silvia, esta me dijo que estaban en una cafetería, cerca de una de las más librerías más famosas de la cuidad.

Fui andando, el día era bastante agradable y era apetecible ver el ambiente de una de las ciudades más importantes del país, atravesándola  por parques llenos de árboles de varios colores y flores de todas las clases, olores y texturas... 
Tras un agradable paseo, llegue a la calle donde estaba el café, pero antes decidí echar un vistazo al escaparate de la librería de donde he sacado todos mis libros, todos obras de arte. 
Habían muchos libros, de todas las categorías, tanto de acción, como de suspense... Desde libros infantiles, hasta los de terror. Decidí pasar a ver la estantería de los libros más vendidos e indagar. Me acerqué a la estantería y encontré un libro que me llamó la atención: Moby Dick y Cumbres borrascosas. El libro que cada noche hacía que cayera en un profundo sueño, con la mejor narradora que cualquier niña de 10 años podría soñar con sus gestos, con la emoción y énfasis que ponía, con mis continuas interrupciones por palabras que desconocía. Nunca entendí el libro ni me gustó, pero el cariño que empeñaba mi madre superaba cualquier otro dilema.


Una pequeña lágrima corrió por mi mejilla, recordado y haciendo añorar viejos tiempos, pero una sonrisa se exhibió en mi rostro apoderándose completamente de él, y agradeciendo la maravillosa infancia que me ha hecho ser como soy y formarme gracias a mis padres.

Decidí encargar el libro y enviárselo mañana a mis padres por correo junto a una carta dándoles las gracias por todo, y mandarles recuerdos  a todos de mi parte.
Cuando lo terminé de encargar me fui a la cafetería, encontrándome a todos, incluyendo a aquel chico de ojos miel.

- ¡ Mónica, por fin! cuanto tardas, ¿ dónde estabas?- Dijo preocupada levantándose de la silla y dándome un tierno y acogedor  abrazo.

- Perdonar que haya tardado tanto, estaba echando un ojo en la librería que hace esquina, y no me he podido resistir a entrar- Respondí colocando el bolso en la silla, sacándome las gafas de sol y sentándome justamente al lado de Silvia, enfrente de Shawn.

- Es normal que Mónica se pierda entre los pasillos de la librería, le encanta , ¿verdad??- Bromeó mi amiga soltando una sonora carcajada que en unos segundos se formó en una grupal.
- Cierto, Silvia, cierto. - Terminé diciendo.
¿ Bueno y de que habláis?¿ Todo bien?- Pregunté a todos a lo que todos empezaron ha hablar.

Pasaron un par de horas y seguíamos ahí, en cada momento sentía la mirada de él sobre mí, de repente miraba yo y apartaba la mirada rápidamente , descolocaba su cabello y rascaba su nuca nervioso dirigiendo la vista al mantel granate. Fue un gran entretenimiento para los dos. 

Después de pagar nuestros cafés, decidimos ir a dar un paseo a un parque enorme donde el protagonista de este era un pequeño lago, en el que podías surcar estas aguas con unas barcas. De camino a montaros a estas, en la fila alguien se posicionó a mi lado y dijo:

- ¿ Te gustaría montarte conmigo en las barcas? Solo si quieres, así, podríamos conocernos mejor, no se solo si quieres. Sino...- Hablaba rápidamente a lo que hizo gracia y decidí intervenir. Interrumpí.

- Claro que si Shawn, no te preocupes.- Dije perdiéndome en su sonrisa.

- Perfecto, si quieres espérame allí con Silvia. En un momento voy.- Anunció pendiente de la fila procurando no perder el turno.

Me dirigí hacia donde estaba Silvia,  hablé con ella sobre lo que me pasaba con Shawn, me dio algunos consejos y unas opiniones. Luego vinieron los chicos y pasamos lo que quedaba de tarde con ellos.

Me lo pasé muy bien con Shawn, hablamos sobre lo que nos gustaba. A él también le gustaba leer, y tocaba la guitarra. Nos dimos los números de teléfono para hablar más a menudo.

Regresé con Bruno y Silvia al departamento aunque Bruno minutos después se fue al suyo.

Hablamos durante una hora sobre todo mi amiga y yo. Más tarde, decidimos irnos a dormir aunque no sabría lo que me depararía mañana, no obstante el arriesgo es mucho mejor que la monotonía. Preferiría vivir arriesgando que vivir con mi antigua rutina, y quien sabe, que me depararía el futuro.






domingo, 1 de febrero de 2015

Capítulo 6 - Conseguir lo que uno quiere.




 Anoche fue la primera vez que descubrí que es el amor a primera vista, saboreé la     magia que transmitía el haber tocado su mejilla contra la mía, el encontrar su mirada puesta en mí, su voz que era música para mis oídos. Todo de el me parecía perfecto esa era la palabra. 
Me desperté más feliz que una lombriz, con una sonrisa constante en mi cara, encajé mis zapatillas de conejos y me dirigí a la habitación de huéspedes donde se encontraba Silvia. Me paré en la puerta, un ruido a dentro de la habitación me detuvo. La curiosidad y la inquietud se apoderaron de mí, pero la curiosidad dominó. El dormitorio estaba a oscuras, no se apreciaba ningún matiz de luz, pero el sonido aumentaba a la vez que me adentraba en el cuarto.
Fui a subir la persiana. Poco a poco pude ver a una Silvia dormida, con la boca abierta dejando un rastro de saliva por la almohada, el ruido aterrador que se escuchaba desde el pasillo eran los ronquidos de mi peculiar amiga.
Me acerqué a la cama aguantándome la risa, intentando contenerme, pero por parte de Silvia lo empeoró subiendo los decibelios de sus carraspeos, haciendo que estará en una sonora carcajada.
Silvia asustada, abrió los ojos como platos, y se calló de la cama.

- ¡AH! Mónica,¿ no podías haberme desertado de otra manera?- Preguntó rascándose  se la nuca y tallando sus ojos, mientras yo estaba revolviéndome por la habitación intentando respirar.

- Lo siento, es tu culpa, tu eres la que me habías asustado desde el principio- Dije sentándome en la cama intentando contenerme recordando lo ocurrido.

-¿ De qué hablas?- Me cuestionó, saliendo de la habitación dirigiéndose a la cocina.

- Nada Silvia, solo que tienes problemas de ronquidos.- Manifesté imitando su acción y sentándose en la encimera de la cocina.

- Eso no es verdad, bueno déjalo. Vamos a desayunar.- Articuló dirigiéndose al salón con una bandeja de  café y dos  pares de rebanadas de pan con mermelada.


Nos sentamos las dos en el sillón, y desayunamos viendo las noticias.

Mientras desayunaba, tomé perspectiva de vida. La amistad está constituida por las mejores personas que podría tener y confiar en ellas. La familia, hacía mucho que no la veía por temas de distancia y de trabajo, pero hablamos a menudo. Ya que no están aquí conmigo, nos ponemos en contacto por teléfono o por ordenador aunque más por teléfono ya que no entienden todavía como usar la web cam. El amor, Shawn ocupaba ese lugar aunque no quería hacerme ilusiones ya que solo nos conocíamos de un día. Pero intuía que llegaría lejos, sea amor o lleguemos a ser amigos.
En cuanto el último rango que era la cuestión que permanecía por un tiempo era la de mi trabajo.

Decidí preguntar a Silvia para que me aconsejara:

- Silvia, puedo preguntarte una cosa, es algo importante para mí y tengo que saber tu opinión.- Dije bajando el volumen de la televisión y acercándome a ella.

- Claro, tu ya sabes que conmigo puede contar con cualquier cosa.- Parloteó acariciando mi pierna, y acercándose a mí. 

- Mira, tengo un problema. Tu ya sabes que estoy trabajando desde hace tiempo en una de las empresas más importantes de aquí,- Dije y ella asintió.- Pues, resulta que no me gusta ese trabajo. Me sentí obligaba por mi misma ya que quería ser alguien importante, ya sabes mi peculiar obsesión, pero he estado pensando y el otro día me dí cuenta cuando estábamos en la azotea,de aquel restaurante famoso lleno de gente que se les reconoce por su dinero y prefiero ser feliz con poco, que tener tener mucho que me falte lo más importante tú, mi familia y mi felicidad.- Terminé jugando con mis dedos nerviosamente.

- Mónica,¿sabes que estoy muy orgullosa de ti verdad?.- Dijo abrazándome y soltando unas pequeñas lágrimas.
Me parece genial que quieras ser feliz, porque te lo mereces, pero no veo cual es el problema.- Dijo pero yo interrumpí terminando de explicar.

-Pues que no se como decir a mi jefe que después de tantos años de preparatoria, de trabajo y de ascensos. Por una parte en esos años, he aprendido mucho y me han ayudado mucho mis jefes, mis compañeros, todos.- Unas lágrimas se me escaparon recordando aquellos momentos, tanto buenos como malos. 


- Yo lo único que puedo decirte, es que hagas lo que creas que sea lo mejor para ti, para ser feliz. Pero quiero que sepas que pase lo que pase, siempre me tendrás para todo lo que quieras.- Dijo, terminando haciendo que las dos acabáramos inundando el apartamento.
-Mónica, te tengo que contar una especie de ``cuento´´, de una chica que conocí que tenía la misma preocupación que tienes tu.- Parloteó sentándose hacia atrás a lo que yo plagié.


- Adelante, seguro que me puede ayudar.- Dije mirándola directamente a los ojos atenta de lo que me iba a contar.

- Pues se la chica se llama Sandra, y ella nunca había dicho no a nadie, y si hacía falta mentir para que los demás estén bien con ella, era capaz de hacerlo. Hasta que se dio cuenta de que en la vida hay gente que se aprovecha de los demás, y de que para ayudar a los demás aunque no quieras hacer daño con algo ocultándose lo , es mejor decir la verdad que ocultarlo y vivir con ello.- Terminó acariciándome el pelo, y paró y me miró a la cara finalizando el relato..

- Muchas gracias Silvia, gracias por todo.- Dije abrazándola y levantándome del sofá para hacer lo mismo que la protagonista del relato que haría ahora mismo.

- ¿ A dónde vas?.- Preguntó Silvia.

- Voy ha hablar con mi jefe, y a recoger mis cosas, luego hablamos.- Dije colocándome el grueso abrigo y despidiéndome de ella.


Mónica habló con su jefe y este la comprendió y la dijo que si era lo que ella quería, estaba contento con su decisión.


Ir siempre con la verdad por delante, 

como un caballero andante.






domingo, 18 de enero de 2015

Capítulo 5- Te encontré


   

  OLVIDAR
     
 Esa es la palabra, lo que necesitaba en este mismo momento, desaparecer de este    mundo imperfecto donde solo existe avaricia y seres egoístas. Pero entonces    apareciste tú.


 Estaba sentada sobre un verdoso prado de margaritas enfrente de un hermoso lago con unas aguas cristalinas donde habitaban multitud de peces desconocidos por personas que ignoraban su existencia de  la faz de la Tierra.En un lado del lago se encontraba una pequeña catarata, en la que caía agua sin fin. Todo iluminado a la perfección por la luz que alumbraba toda aquel paraíso.
Alcanzando la vista al principio de aquel torrente, se encontraba una sombra a la distancia que poco a poco se fue alejando hacia el lado opuesto a esta pequeña maravilla, donde reinaba la paz,  tranquilidad, y no existía problema o dilema alguno.
La curiosidad me concomía por dentro, preguntándome a donde había llegado a parar aquel individuo desconocido pero una pequeña atracción  hacia él, hizo que lo siguiera, si fuera falta hasta el con fin de la Tierra.
Mi mente solo pensaba a donde habría ido a parar, mis pies andaban solos encaminando un rumbo sin descifrar. Tras un rato buscando con la vista, me encontraba en la cima de aquel precipicio, cuando sin ninguna otra razón me encontraba en el agua, intentando salir a flote.                                                                                                      
Llego a la orilla y un pequeño ruido de una roca contra el agua hizo que mi mirada se desviara contra el comienzo de aquel abismo.
Él. Aquel desconocido era un chico, pero no me dio tiempo a detallar más de él. Todo se volvió oscuro, y una voz familiar interrumpió mi espléndido sueño.

-          ¡  Mónica, levántate llegaremos tarde!-. Silvia alzó la persiana, haciendo entrar enormes e irritantes rayos del potente sol, que deslumbraban e iluminaban la desordenada habitación.
-          ¡ Buenos días a ti también Silvia! -. Mi amiga notó el sarcasmo y se acercó hacia a mí con una pequeña sonrisa entreabriendo los brazos, formando un cálido abrazo.

Silvia y yo desayunamos plácidamente, después marchamos hacia el apartamento de nuestro amigo Bruno.
Bruno y yo eramos amigos desde pequeños.Bruno y yo eramos amigos desde que tenía uso de la razón, nuestras familias eran grandes amigas,  sin embargo Silvia y yo no nos conocimos en el instituto, ella venía nueva de otro sitio, pero en poco tiempo cojímos la confianza necesaria para desahogarnos mutuamente entre  risas, secretos, lágrimas….

Bruno y ella se hicieron grandes amigos, tanto como el y yo desde pequeños, también conocidos como los tres mosqueteros.

Bruno nos anunció que nos llevaría por sorpresa a las dos  un sitio por la noche, a si que nos fuimos a arreglar.

Estábamos sentados en una de las terrazas más extravagantes, con la único inconveniente de que era mediados de enero.  Todos vestían sus más elegantes trajes y vestidos, acompañados de carísimas joyas.              
Silvia y yo veníamos vestidas  apropiadamente para la ocasión. Mi amiga, llevaba un vestido color celeste de palabra de honor y calzaba unos tacones negros de aguja de vértigo, y con el pelo rizado y colocado a un lado dejando ver uno de sus largos y preciosos pendientes que conservaba cuando se los regalamos todas mis amigas y yo para su decimoséptimo cumpleaños.
Yo vestía con un pantalón corto elegante negro, acompañado de una camisa blanca abotonada, y unas manoletinas a juego con la camisa, asociado con una coleta alta y u poco de maquillaje ya que insistió Silvia en que la ocasión lo requería.

Todas estas personas caracterizadas únicamente por su dinero, quienes no importaba su personalidad, ni la procedencia del dinero ni de las galas que vestían estas personas anónimas.

Más tarde, Bruno nos dio  una segunda sorpresa, nos reencontramos con nuestros amigos del instituto y viejos amigos que sinceramente no conocía de nada. También vinieron amigos de Bruno que ni Silvia, ni yo conocíamos de nada, pero parecían simpáticos.

Después de tomar algo en la terraza, fuimos a un restaurante de comida rápida. Los amigos de Bruno eran muy graciosos y muy amables.Bruno nos dijo que había unos amigos suyos que llegarían en media hora, y quedaríamos en ir a buscarlos en el parque.

Tras la media hora fuimos para el parque, donde estaba muy oscuro y solo se escuchaban risas y el chirrido del viejo columpio. Bruno entró corriendo junto a los demás chicos con los que pasamos la noche, hicieron una especie de saludo de hombres acompañado de muchas bromas.

Me senté en el banco esperando a que saliera Bruno y sus amigos. El frío empezó a calare los huesos, me estaba helando de frío.

Cuando se dignaron a salir, mi vista apreció una de las mejores imágenes que podía haber contemplado desde entonces. Apareció él. 

Era el chico que apareció en mi sueño cuando estaba en la cascada, pero esta vez pude examinar detenidamente su rostro.

Era de pelo moreno, desordenado pero perfectamente colocado para mi gusto. Tenía un peculiar color de mejillas, seguramente ese rojo sería por el frío que hacái en el parque. Tenía una perfecta sonrisa que permanecía constante en su cara, con una impecable hilera de blancos y relucientes dientes.


Todo aquel frío que hasta hace un minuto habitaba en mi fue intercambiado por una sensación se mariposas en el estómago y una cálida sensación de seguridad a su lado. Era un completo extraño pero solo con verle, se sentía tan bien.
-Mónica, este es mi amigo Shawn, es un amigo mío.- Dijo acercándose con el chico hacia el banco donde estaba sentada, ocultando mi cara por el frío, y moviendo mis piernas rápidamente intentando entrar en calor.

-Hola Mónica, encantado.- Dijo sonrojado sentándose en el banco a mi lado. Bruno nos dejó solos. El se quedó mirándome descaradamente cuando habló:

¿ Tienes frío?.- Preguntó  y yo asentí levemente.

Se quitó la chaqueta que llevaba quedando en sudadera, y sin más la colocó sobre mis hombros y mirándome a los ojos.

Justamente en ese momento, se paró el tiempo y me perdí en sus ojos color miel intentando ver más allá de ellos. Apareciendo de nuevo en aquel prado, solo nosotros dos, sin aquel incómodo frío.

Hasta que mi querido amigo interrumpió :

-          Chicos, nos vamos a tomar algo por ahí, ¿ queréis venir?.- Dijo guiñándome el ojo después de haber estado presente de aquel extraño suceso. 

     Ambos asentimos sonrojados por el reciente acto, y fuimos con los demás. La noche estuvo llena de risas y miradas entre él y yo, que hacían desaparecer a todos y a todo lo que nos rodeaba.


      SOLO ÉL Y YO
      NADA MÁS.